Estrés Familiar y Niños

Marisol Muñoz-Kiehne, PhD

¿Sabía usted que los niños perciben el estrés de los padres desde antes de nacer? Se ha demostrado que los fetos responden alterados cuando la madre siente estrés.

Aún cuando no luzcan conscientes porque sean pequeños, estén dormidos, o se encuentren fuera de la habitación donde estemos, los niños reconocen cambios en el estado anímico de sus padres, desde pequeñitos.

Aunque los bebés no entiendan ni se expresen con palabras, reaccionan por medios no verbales. Antes del desarrollo verbal ya perciben y responden a las emociones.

Cuando los bebés sienten las tensiones en su entorno, se altera su sentido de seguridad, y se enciende una alarma de peligro, como si enfrentara una situación amenazante. Los bebés tienden a reaccionar con comportamientos tales como notarse demasiado alerta a los sonidos y movimientos, y llorar más. También tienden a mostrar síntomas físicos, tales como alteraciones en el sueño (dificultades al dormir), el apetito (comer más o menos, con más o menos frecuencia), y la eliminación (cambios o problemas al orinar y evacuar).

Cuando los niños hablan, ya comprenden y pueden expresarse usando palabras. Si a los bebés los confortamos principalmente arrullándolos y acariciándolos, a los mayorcitos además debemos explicarle con palabras, según su nivel de entendimiento, lo que sucede y lo que vamos a hacer al respecto, para reducir los temores y disminuir su estrés.

Las tensiones y conflictos en la relación de los padres, desde las discusiones cotidianas hasta la violencia doméstica, son de las principales y potencialmente más dañinas fuentes de estrés en los niños.

Es importantísimo servir de buen ejemplo a los niños de cómo resolver nuestros desacuerdos, de cómo reconocer las señales de nuestro estrés, y manejarlo. Es crucial proteger a los niños de las preocupaciones y problemas de los adultos.

Los niños tienen menos control sobre su persona y sobre su entorno que los adultos; viven a la merced de sus emociones y de los adultos en sus vidas. Algunos niños son más afectados que otros por el estrés de sus padres, debido a diferencias en temperamento que les hagan más o menos sensitivos, y dependiendo de cómo manejan los padres el estrés.

A los niños quienes son más estresados por naturaleza, debemos ofrecerles comprensión, compasión, e intervención. Debemos demostrarles que entendemos que son sensitivos a las tensiones ambientales, que queremos evitarles sufrimientos innecesarios, y que les ayudaremos a prepararse y a aprender a lidiar con las situaciones estresantes que les presentará la vida, con ayuda profesional si fuera necesario.

Recomendaciones

  1. Minimizar, prevenir, o anticipar situaciones estresantes cuando posible
  2. Estar alerta y responder a las señales y manifestaciones de estrés
  3. Prepararse para horas del día o temporadas que traen más estrés
  4. No postergar ni permitir que los problemas crezcan o se acumulen
  5. Buena alimentación, ejercicio diario y suficiente descanso
  6. Practicar técnicas de respiración, relajación, y visualización
  7. Hacer listas realistas, usar calendarios y libros de citas
  8. Organizar hogar y área de trabajo para encontrar las cosas mejor
  9. Escuchar, tocar música, bailar, apreciar y hacer arte
  10. Observar o practicar deportes y pasatiempos
  11. Buena selección de lectura, películas y programas
  12. Consejería o terapia individual, familiar o grupal