Niña No Habla en la Escuela

Dra. Marisol,

Mi hija de 4 años habla muy bien en casa, pero en la escuela no se atreve, ni siguiera cuando la maestra le hace preguntas que ella sabe responder. Mi esposa y yo hemos leído sobre el mutismo selectivo en la biblioteca y en la Internet, tomamos una clase sobre los temperamentos de los niños, y estamos esperando cita con un sicólogo, a ver si la podemos ayudar a que hable en la escuela. Escuchamos en la radio que usted había pasado por esto en su niñez, y creemos que nos ayudaría si nos contara lo que le ayudó a hablar en público.

Estimado papá de niña calladita en la escuela,

Su hija es afortunada de tener padres motivados a ayudarla a superar los obstáculos que limitan su capacidad de comunicarse plenamente. Dado que ya han procurado orientación sobre el mutismo selectivo en fuentes escritas y electrónicas, en clases sobre los temperamentos, y que están por recibir tratamiento sicológico para su hija, basaré mis comentarios en mi experiencia personal más que profesional, de manera que utilicen lo que pueda servirles en su casa y en su caso con su niña.

En mi caso, el mutismo selectivo que manifesté por un período de tiempo en la escuela y otros contextos sociales al comenzar mi educación, no creo que se debiera a trastornos del habla y el lenguaje o a asuntos relacionados al bilingüismo, ya que me crié en un país donde hablaba español en casa, en la escuela, y en otros lugares. Tampoco creo que en mi caso el no hablar significara una manera de controlar mi entorno inmediato por percibir que no tenía suficiente poder, como parece ser el caso en algunos niños. Afortunadamente, no presencié situaciones o incidentes traumáticos que pudieran explicar por qué “perdí mi voz” temporeramente mientras me encontraba en el plantel escolar.

Sin embargo, diría que de pequeña el comienzo de la educación formal fue bastante estresante para mí, pues era tímida por temperamento. Ya que mi abuelita me había enseñado a leer mientras me cuidaba, en lugar de asistir al preescolar o al Kindergarten, me ubicaron en primer grado antes de que cumpliera 5 años. Aunque estaba lista en términos académicos, no estaba preparada emocional ni socialmente para la experiencia. Me sentía intimidada e insegura al no estar con mi familia, por lo que permanecía en silencio hasta que llegaba a casa.

Como imagino ustedes lo hacen ya como padres de familia, aliento a los adultos interesados en apoyar a los niños que parecen sentirse más cómodos en silencio a que persistan al animarlos a comunicar sus necesidades, deseos y experiencias de maneras verbales y no verbales. Tanto mi experiencia personal como consulta profesional me han enseñado que el ignorar, comparar, intimidar, amenazar o chantajear a los niños con mutismo selectivo no les ayuda a superar la ansiedad que limita su comunicación con palabras.

Algunos de los acercamientos que sí tienden a ayudar son: el unirse al niño en sus maneras de comunicarse, para así desarrollar o reforzar la conexión con él; retar a los niños de formas gentiles y juguetonas a que hable mientras se le expone gradualmente a situaciones en las que por lo general no habla (alterando los lugares, testigos, y enseñándole al niño lenguaje de señas); fomentar sensación de seguridad en los entornos en los que se desenvuelve el niño, no tolerando la burla o la intimidación; y comunicándole confianza y esperanza al niño en su habilidad de usar su voz, aún cuando se le haga incómodo inicialmente.

Para los niños cuyo mutismo selectivo tiene orígenes diferentes, diferentes modalidades e intervenciones terapéuticas serían pertinentes, incluyendo aquellas que tratan los trastornos de habla y de lenguaje y los trastornos de ansiedad, inclusive el trastorno de ansiedad debido a sucesos traumáticos.

Si bien el mutismo selectivo puede ser angustiante para el niño y para sus padres y educadores, cuando se interviene temprano y consistentemente se logra la recuperación total. Cuando yo era niña, otros niños se reían de mí en el autobús escolar y en la escuela, llamándome “Conversación” porque no me oían hablar. ¡Si supieran ahora que paso la mayor parte de mi tiempo hablando en sicoterapia, enseñando, en tarimas y ante micrófonos, usando mi voz para conversar!

Dra. Marisol