Temperamento y Disciplina

Marisol Muñoz-Kiehne, PhD

Como dicen los refranes: “Cada loco con su tema, para los gustos se hicieron los colores, cada cabeza es un mundo, pues todos somos distintos, como los dedos de la mano.”

Lupe: Comadre, no sé qué tiene, o qué le pasa a Lupita, es tan tranquila y callada, y se espanta de todo lo que no conoce. Su hermano Luisito no se está quieto ni deja de hablar, y busca amistad con cualquier desconocido…

Marta: Yo creo que no debes compararlos. Lupita siempre ha sido reservada y cuidadosa; es parte de su personalidad y no le haría bien obligarla a ser quien no es. Yo de niña odiaba que me compararan con mi hermana o mis primos.

Lupe: Tienes razón, pero me preocupa cómo le irá cuando empiece la escuela… ¿Crees que la debo llevar con un especialista?

Marta: Yo diría que Lupita es más callada y tranquila que su hermano o tú, pero me luce que es una niña sanita y feliz. Para asegurarte, ¿qué tal si le hablas a su pediatra a ver qué dice?

Lupe: Buena idea, tal vez quien necesite la consulta soy yo, para aprender a entender a mi niña.

Tanto los niños como los adultos tenemos distintos temperamentos, y es provechoso aprender a sacarle partido a cada personalidad. Nuestros niños vienen a este mundo con un estilo propio particular. El temperamento es la manera natural con que los seres humanos interactuamos con el entorno, es nuestra forma de ser y de desenvolvernos. El temperamento de cada cual es innato, probablemente heredado, e incluye la habilidad para adaptarnos, el estado de ánimo, la intensidad, el nivel de actividad, y la regularidad.

Para conocer el temperamento de nuestros niños, observémoslos, escuchémoslos, y notemos sus tendencias a la hora de comer, dormir, y enfrentar personas y situaciones nuevas. Las personas somos más o menos regulares o irregulares en cuanto al hambre y al sueño, más o menos tranquilos o activos, más o menos calmados o irritables, más o menos cautelosos o arriesgados, más o menos solitarios o sociales, más o menos flexibles o rígidos al encarar novedad y cambios.

El temperamento es una de las bases del comportamiento infantil. Por ejemplo, al ver un animal grande, un pequeño puede espantarse, llorar y esconderse. Otro puede mostrar interés, pero actuar con cautela. Y otro tal vez trate de jugar con el animal de inmediato, sin temor alguno.

El temperamento de muchos niños puede describirse como flexible, adaptable y relajado, mientras que otros de temperamento intenso y reactivo requieren mucha atención. Existe una gran variedad de lo que se considera normal. No importa la personalidad de nuestros niños, debemos identificar y respetar su temperamento, y aceptar a cada uno tal cual es, para apoyar su crecimiento, su confianza en sí mismo y sus habilidades y talentos.

Para sacarle partido a cada personalidad, conozcamos el temperamento de nuestros niños y el nuestro, para así promover el bienestar de cada niño, y la armonía familiar.

Recomendaciones

  • Observemos atentamente a cada uno de nuestros niños según crece, para conocerle mejor y descubrir sus inclinaciones y tendencias, intereses y preferencias.
  • Respetemos y hagamos respetar la personalidad natural de cada uno de nuestros niños.
  • Recordemos que no existen temperamentos superiores o inferiores, mas sí hay mejores o peores maneras de manejarlos.
  • Evitemos imponernos injustamente cuando nuestro propio temperamento es diferente al de nuestros niños.
  • Seamos particularmente pacientes y alentadores con nuestros niños reservados y tímidos.
  • Seamos especialmente claros y cuidadosos con nuestros niños osados y atrevidos.
  • Recordemos que para todo temperamento aplican las 4 “C” de la crianza: calma, caricias, conciencia, y consistencia.
  • No olvidemos que, sea como sea el temperamento de nuestros niños, cada uno necesita las 4 “A”: apreciación, atención, apoyo y amor.

Procuremos orientación profesional de terapeutas y educadores cuando nuestro temperamento y el de nuestros niños entran en conflicto, interfiriendo con la crianza y el desarrollo de nuestra relación con ellos.

Como dijo hace siglos un sabio filósofo griego, “conócete a ti mismo.” Y observemos y escuchemos atentamente a cada uno de nuestros niños para conocerlos y entenderlos a ellos. Respetemos y hagamos respetar la personalidad de cada cual, y así fomentaremos crecimiento y desenvolvimiento de todos nuestros niños.

Libros

  • Conoce tu Temperamento y Mejora tus Relaciones (Rosa Barocio)
  • Por Favor, Compréndeme: Tipos de Carácter y Temperamento (David Keirsey y Marilyn Bates)
  • Cómo Desarrollar El Temperamento de Su Hijo (Beverly LaHa