Acoso Bullying

Marisol Muñoz-Kiehne, PhD

El acoso entre niños, mejor conocido por el término en inglés bullying, es de los problemas más comunes y más dañinos que entorpecen su desarrollo emocional, social, y educacional. Es un asunto serio, meritorio de atención e intervención.

Por acoso o intimidación nos referimos a actos en los que un individuo o grupo con más poder hostiga emocional o físicamente a otros. Al ocurrir repetidamente, crea un patrón de hostigamiento y un ambiente de inseguridad y peligro.

Manifestaciones

Aislamiento intencional, exclusión de grupos y actividades.

Burlas, insultos por apariencia física, raza u orientación sexual.

Rumores, murmuraciones, manipulaciones, humillaciones.

Vandalismo, extorsiones y robos.

Amenazas y actos de violencia física y sexual.

La intimidación puede tomar lugar en persona o por medios de comunicación escrita y electrónica.

La intimidación entre niñas tiende a ser verbal, mientras que los varones demuestran más intimidación física.

Frecuencia

La intimidación es la forma más frecuente de violencia en nuestra sociedad, y los niños aprenden y copian lo que observan en sus hogares, comunidades, y a través de los medios de comunicación. Aunque es común a través de los diversos grupos sociales y económicos, la intimidación no es una parte normal de la niñez.

Los varones tienden a jugar papeles de intimidador e intimidado más frecuentemente que las niñas.

La intimidación verbal tiende a mantenerse constante a través de los años escolares. Sin embargo, la intimidación física tiende a aumentar en la escuela primaria, ser más frecuente en la intermedia, y disminuir en la secundaria.

Algunas encuestas indican que hasta una mitad de los niños de edad escolar son intimidados en algún momento, y que por lo menos un 10% son intimidados regularmente. Se estima que cientos de miles de niños son intimidados cada día, y varios estudios han señalado que un 15% de los niños son traumatizados al ser intimidados por otros niños.

Un informe reciente de la Asociación Médica Estadounidense calcula que aproximadamente 3.7 millones de niños cometen actos de intimidación moderada o intensa, y que más de 3.2 millones son víctimas de los mismos anualmente.

Desde 1992 se han reportado más de 250 casos de muerte en las escuelas por violencia en circunstancias de múltiples víctimas. La intimidación ha sido un factor determinante en la mayoría de los casos de balaceo en las escuelas.

Se ha calculado que en los EEUU diariamente faltan a clase 160,000 niños por temor de ser intimidados por otros estudiantes.

Indicadores

En los niños acosados

Llegan a casa con golpes, o ropa o posesiones maltratadas.

Dicen haber perdido dinero o posesiones.

Se sienten tristes, criticados, rechazados por los demás.

Se sienten perseguidos y demuestran temores.

Evitan la escuela, algunas clases, o ciertas situaciones sociales.

Muestran cambios en sus hábitos de comida o sueño.

Exhiben deterioro en su aprovechamiento escolar.

Llevan o tratan de llevar consigo alguna forma de protección.

Hablan de escapar o de hacerse daño a sí o a otros.

Demuestran conductas agresivas hacia otros más pequeños o débiles.

En los niños acosadores

Parecen no sentir compasión por los demás.

Demuestran necesidad de estar en control y dominar a otros.

Exhiben conductas verbal o físicamente agresivas.

Causas

Aunque posiblemente existen predisposiciones biológicas hacia comportamientos agresivos, la intimidación se considera una conducta aprendida. Tiende a cultivarse y propagarse en ambientes de poca supervisión y de disciplina inconsistente. Los niños aprenden de los adultos si la intimidación es aceptable o no.

En la mayoría de los casos, los niños que intimidan han sido directamente expuestos a patrones de intimidación en el que han sido víctimas o testigos de abuso físico, emocional o sexual. Se postula que los intimidadores hostigan a otros para sentirse más poderosos.

Entre otros precipitantes de actos de intimidación también se han identificado el celo, la envidia, y el deseo de atención. Por medio de la intimidación, algunos niños intentan hacen lucir mal a los demás para lucir más atractivos y fuertes.

Características

Si bien toda generalización es injusta, y valen las excepciones…

Los niños acosados

Manifiestan un concepto bajo de sí mismos.

Se comportan de maneras calladas y pasivas.

A menudo se muestran cautelosos, ansiosos, e inseguros.

Tienden a estar solos, aislados, a carecer de amistades.

Aparentan menor tamaño y fuerza que los intimidadores.

Pocas veces se defienden o vengan.

Los niños acosadores

Tienden a pensar casi exclusivamente en el interés y bienestar propios.

Parecen necesitar y disfrutar el dominar y controlar a otros.

Muchos intimidadores piensan ser superiores, otros se sienten inseguros.

Defienden su conducta aseverando que fueron provocados.

Demuestran dificultades entendiendo las emociones sociales, tales como la empatía, la compasión, la culpa y el remordimiento.

Algunos tienen trastornos psicológicos que no les permiten sentir y pensar normalmente.

A menudo son desafiantes o agresivos en relaciones con adultos y las autoridades.

Consecuencias

La intimidación entre los niños acarrea consecuencias negativas a corto y a largo plazo. Afecta el clima de escuelas y comunidades, impidiendo que los niños se sientan seguros donde viven o donde van a estudiar y aprender. Y, como otras formas de violencia, la intimidación impacta negativamente tanto al intimidado como al intimidador.

Los niños acosados

Faltan a la escuela para evitar situaciones de intimidación.

Reducen su rendimiento escolar por ausencias y dificultades concentrándose.

Se sienten indefensos y asustados.

Sienten vergüenza o culpa por ser maltratados.

Pueden desarrollar enfermedades precipitadas o empeoradas por el estrés.

Pueden desarrollar trastornos de ansiedad, tales como fobias sociales.

Pueden desarrollar trastornos del ánimo, tales como la depresión clínica.

Pueden llegar a considerar la fuga o el suicidio.

Los niños acosadores

Pueden terminar siendo rechazado por sus compañeros.

Reducen su rendimiento escolar por medidas disciplinarias, tales como suspensiones, que impactan su asistencia.

Sin intervención, corren alto riesgo de involucrarse en conducta criminal.

¿Qué Hacer?

Una de las creencias erróneas sobre la intimidación es que ésta cesará con tan sólo ignorarla. No es así. A menos que se intervenga directamente, la mayoría de las situaciones de intimidación entre niños continuará o empeorará.

Si queremos reducir los efectos perjudiciales de la intimidación en nuestros niños, nuestras escuelas y comunidades, los padres de familia y otros encargados de niños pueden y deben actuar para prevenir actos de intimidación, y para eliminarla cuando ya existe.

En el hogar y vecindario

Observar y escuchar atentamente a sus niños.

Notar si exhiben temores de otros niños o de situaciones sociales.

Enseñarles a hacer valer sus derechos.

Evitar decirle a los niños que se defiendan peleando.

Practicar respuestas afirmativas y humorísticas a situaciones intimidantes.

Discutir y demostrar la importancia del respeto y la amabilidad entre las personas.

Enfatizar que el intimidador es temido, no respetado.

Recalcar que el intimidador no tiene excusa, y que el intimidado no tiene culpa.

Alentarles a desarrollar amistades y relaciones de compañerismo.

Hablar sobre los daños emocionales, sociales, educacionales y legales de la intimidación.

Preguntarles a diario sobre la escuela y las relaciones entre los compañeros.

Pedirles que nos cuenten sobre cualquier interacción que los incomode.

Enseñarles que digan a los adultos si son intimidados o presencian intimidación.

Sugerir que nos demuestren a través de juegos los incidentes sospechosos.

Ofrecerse a trabajar en la escuela y a apoyar al personal escolar.

Procurar ayuda de maestros y consejeros si sus niños juegan papel de intimidado o intimidador.

En la escuela o guardería

Desarrollar ambiente en el que se enseña y refuerza el respeto y la amabilidad.

Establecer política de no tolerancia a la intimidación, con consecuencias apropiadas, y repasarla con los estudiantes.

Facilitar que los estudiantes creen y sigan un código de conducta.

Considerar programas especializados en combatir la violencia, tales como la resolución de conflictos, la mediación entre pares, y el manejo del enojo.

Responder pronta y razonablemente a toda queja o incidente de intimidación entre niños.

Alentar a los estudiantes que presencien intimidación a que apoyen al intimidado.

Exhortarles que reporten al personal escolar incidentes de intimidación.

Supervisar a los estudiantes en los pasillos, baños y áreas de recreo.

Intervenir interrumpiendo toda situación de intimidación.