Mutismo Selectivo

Marisol Muñoz-Kiehne, PhD

Tal vez porque he mencionado en la radio que de niña padecí de mutismo selectivo, a menudo recibo llamadas, mensajes, y visitas en mi consulta de padres y maestros, preguntando preocupados qué hacer para entender y ayudar a los niños quienes, siendo capaces de hablar en casa, no se atreven a hablar en lugares públicos, inclusive la escuela.

El mutismo selectivo se considera un trastorno sicológico/siquiátrico usualmente evidente en la niñez, el cual puede producir no sólo angustia en los niños que lo manifiestan, sino que puede interrumpir su desarrollo social y su progreso escolar. Por esto amerita entender el fenómeno, para prevenirlo o abordarlo y resolverlo, mientras antes, mejor.

¿Qué lo Antecede?

En gran parte de los casos de mutismo selectivos se encuentran presentes uno o más de los siguientes factores:

  1. Disturbios del habla, tales como errores de articulación y pronunciación.
  2. Problemas del lenguaje, comunes en niños que están aprendiendo más de un idioma.
  3. Percepción de no tener poder personal; el silencio se interpreta como una manera de ejercer control sobre otras personas en su entorno inmediato.
  4. Historial de haber presenciado o experimentado sucesos traumáticos que producen un retroceso en el desarrollo infantil (por ejemplo, presenciar violencia familiar o ser víctima de abuso físico, emocional o sexual).
  5. Cambios y transiciones estresantes, como lo es el comienzo de la escuela en niños que no están preparados emocional o socialmente.

¿Qué no Ayuda?

A veces con las mejores intenciones los adultos se equivocan al tratar de hacer hablar a los niños al:

  1. Ignorar el silencio del niño, pretender que es normal que el niño no hable fuera de casa.
  2. Comparar al niño con otros niños que no manifiestan mutismo selectivo.
  3. Amenazar o maltratar al niño por no hablar.
  4. Ridiculizar al niño o burlarse de su silencio.
  5. Chantajear al niño para que hablen.

¿Qué Ayuda?

Para que los niños que se sienten más seguros en silencio comuniquen sus necesidades, deseos y experiencias con palabras, ayudan los siguientes acercamientos:

  1. Unirse al niño en las maneras que éste use para expresarse, y así desarrollar o reforzar la conexión cómoda y estrecha con él.
  2. Animar al niño de formas gentiles y juguetonas a que hable mientras se le expone gradualmente a situaciones en las que por lo general no habla.
  3. Enseñar al niño el lenguaje de señas, y pedirle que se comunique con éste cuando no hable.
  4. Fomentar la sensación de seguridad en los entornos en los que se desenvuelve el niño, no tolerando la burla, la intimidación, o el maltrato.
  5. Demostrar confianza y esperanza al niño en su habilidad de usar su voz para comunicarse, aún cuando se le haga incómodo inicialmente.

Para los niños cuyo mutismo selectivo tiene orígenes específicos, modalidades e intervenciones terapéuticas particulares son pertinentes, incluyendo aquellas que tratan los trastornos de habla y de lenguaje, y los trastornos de ansiedad, inclusive el trastorno de ansiedad debido a sucesos traumáticos.

Si bien el mutismo selectivo puede ser angustiante para el niño y para sus padres y educadores, cuando se interviene temprano y consistentemente se logra la recuperación total.

Cuando yo era niña, otros niños se reían de mí en el autobús escolar y en la escuela, llamándome "Conversación" porque no me oían hablar. ¡Si supieran ahora que dedico la mayor parte de mi tiempo hablando en sicoterapia, enseñando, en tarimas y ante micrófonos, usando mi voz para conversar!